Kierkegaard
“Todo ser humano en su estructura primitiva está natural y cuidadosamente dispuesto para ser un yo, por lo que no debe, de ninguna manera, renunciar a ser sí mismo por miedo a los hombres.
Sin embargo, con tanto mirar a la muchedumbre de los hombres en torno suyo, con tanto ajetreo en toda clase de negocios mundanos, con tanto afán por llegar a ser prudente en el conocimiento de la marcha de todas las cosas en el mundo, el yo va olvidándose de sí mismo, sin atreverse ya a tener fe en sí mismo, pues es infinitamente mucho más fácil y seguro ser como los demás, es decir, un mono de imitación, un número en medio de la multitud.”
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